Friday 9 February 2007

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A B S T R A C T

The main idea that will run through the paper is the question of what kind of entity is space and if it is definable as such. During my undergraduate studies in architecture I always have to deal with contradictions in relation to the potential of places. Is the power of making a living place in space itself or in the activities and events that take place there? The theory paper presented a unique opportunity to explore in depth these doubts, exploring in the first chapter the definitions of space as absolute, relative and relational. If we consider space as absolute it turns into a thing in itself with an existence independent of matter, and, as fixed, opened to measurement and calculation, whereas the view of relative space integrates some variable dimensions such as the dependence on time and on the frame of reference of observers. Lastly, the relational concept of space holds that the essence of space consists in the relationships of the elements that it contains and that time is nothing but changes in those relationships (Harvey, 2004). How can space be defined? By itself? By what take place in it? By its relations?

The categories of absolute, relative and relational will be associated in the second part of this paper with two main theoretical models of space. In order to address this subject, both theories will be described: Space Syntax and Lefebvre, but throughout the aspects related to the independence or dependence of space at the moment of defining it. A brief explanation of structuralism and phenomenology will be exposed, as academic approaches that can be associated with the theories of Space Syntax and Lefebvre and that at the same time they reflect different conceptions of space.
It will be shown how Space Syntax suggests we should observe cities and buildings ‘space-first’ proposing space as spatial patterns that embody social ideas, understanding space as an entity with its own effects. The second one is a theory based on social processes through time, as Henry Lefebvre suggests. Space, a social construction, needs to rely on others categories to be defined. In spite Lefebvre attempts to define space, the theory is ‘society first’. Then it will be shown how Space Syntax’s theory, based on space itself, is far from being absolute since it understands the society–space relation dialectically; there is a social logic of space and a spatial logic of society. Theories of Natural Movement, Movement Economy and Centrality as a Process are examples of the two-way relation proposed by Space Syntax since they are based in interactive processes between spatial and social forms. On the other hand Lefebvre society–space relation is unilateral or in one-way: it is the society the one that shapes its own space since space is ultimately a social production. The concepts of appropriation, dominated, dominant and differential space are all examples of the one-way relation in which social forms produce and shape their space.

In order to study this difference in depth the definitions of space as absolute, relative and relational will be contrasted with the spatial triad proposed by Lefebvre. Then, with the help of the Three Worlds division of Popper (Popper, 1978) the main differentiation between Lefebvre and Space Syntax will be exposed: how in the first theory space definition remains in the level of a spatialized thought, while the second proposes that society finds concrete form in the physical realm. Here the concepts of configurationality and relational systems proposed by Space Syntax will be explained In contrast with the level of spatiality reached by Lefebvre. Dealing with space as a process in Lefebvre’s theory can induce omissions taking distance from the real experience of space and becoming it an abstraction
In the final part of this section (2.6 The Relative in Space Syntax) the scope found in these theories will be discussed. It will be argued the difficulties of addressing space itself by the Space Syntax theory, and how this approach can omit some important aspects of experiential dimension. Experience becomes important in understanding space since it is the support of everyday life and because it is as a way of thinking about space and time together.. It will be stated that independent of each society, each observer and each time, space do has some invariance, as Space Syntax proposes, that can be measured and specified. However a space cannot be understood entirely by appealing to what exists at a certain point in an absolute approach, but we should incorporate other dimensions such as the frame of reference of each society and the particularities of each time.
In the conclusions it will be supported that three frames of reference, absolute, relative and relational, are necessary to grasp space but that the relational view of space is key to comprehend the relative absolute dialectic. It is stated that as the relational view of space is in the foundations of Space Syntax (relatedness of space (Hillier, 2005a)), a wider and more complex understanding of space is allowed. On the other hand Lefebvre’s theory reduces space as a by-product of external processes and the different views of space remain dissociated.

Thursday 8 February 2007

Royal Albert Hall




Tour Aravena










Comenzar a hablar de Aravena parecía complicado, cómo hacer una crítica o lograr una mirada de uno de los arquitectos jóvenes de mayor resonancia en el último tiempo. Cómo ver su obra y no deslumbrarse con la fascinación por haber hecho tanto en tan poco tiempo… y así comienza el viaje.
Debíamos pasar a buscar unas imágenes y textos con sus obras (como si no supiéramos nada de ellas), -pasen por su oficina, el CD estará esperándolas- nos dijeron. Desde ese momento algunos mitos en torno a este arquitecto empezaron a caer y otros juicios a surgir. A Aravena le sobran razones para generar mitos: al comparar su juventud con la cantidad de premios nacionales e internacionales que ha recibido, que la palabra Harvard resuene en su currículum y en su vida cotidiana, y la cantidad de libros con que carga en autoría o edición.
Antes de partir, imaginamos que al visitar su oficina o centro de operaciones, desde donde coordina y proyecta obras de la envergadura de la facultad de Medicina de la UC o el renombrado proyecto Elemental, sería a lo menos impactante. Cae el primer mito.
Su oficina podría haber sido similar a sus obras: pulcras, bellas, simples, contemporáneas, pero no, por el contrario, la oficina de Alejandro Aravena era una casa mas bien vieja y desordenada que no llama la atención en lo mas mínimo. Conocíamos otras oficinas del star system criollo del prototipo “casa de vidrio”, “parafernalica formal” o la “estratégicamente localizada”, pero esta no era una de esas.
Una reja igual a cualquier otra de Pedro de Valdivia Norte y con una oficina tan normal como una de ingenieros o constructores (los abogados quedan fuera porque ya muchos han caído bajo las manos de arquitectos). El bajo perfil descoloca y hace pensar que equivocamos la dirección, el arquitecto o ambas. Después de ver el disco y teniendo un primer re-acercamiento; su rigurosidad, las opiniones ahí expresadas y las búsquedas materiales ahí encontradas, eso si impacta. Cae otro prejuicio.
Ya con la primera impresión a cuestas la pregunta es cuál sería la mejor manera para conocer algunas de sus obras en Santiago. Cuál sería la mejor ecuación, imitando su propio modus operandi, para resolver este problema: re-CONOCER, a la manera de los que habitan estos espacios, la trayectoria de uno de los arquitectos mas reconocidos del medio.
Creando una fórmula propia decidimos dar una vuelta por Santiago, tomar el “city tour Aravena”. Comienza un recorrido por la ciudad en la búsqueda de un nuevo enfoque sobre sus obras, una mirada ajena a la virtualidad del CD, que nace desde la arquitectura que ya coexiste en relación a un barrio, a un trozo de ciudad y un grupo de personas.

Facultad de Matemáticas UC. Metro San Joaquín.

“Es lo mismo, pero más bonito”, dice una alumna de Ingeniería en San Joaquín mientras asentimos. El mismo bloque con salas unas al lado de otras y corredores de distribución, explica ella. Al mirar alrededor se ve que estos bloques abundan en el campus y el de la Facultad de Matemáticas se empieza a percibir como un cuerpo sometido a una cirugía o fashion emergency que a ratos no parece cambiar mucho más que su apariencia exterior. Y en eso fue 100% exitoso. Sobre que es lindo no parece haber discusión.
En este caso imaginamos que la ecuación que utilizó fue algo así como:
CUERPO A + CUERPO B = 1 EDIFICIO
RESULTADO: POSITIVO

Facultad de Arquitectura UC. Metro Pedro de Valdivia.

Cuentan que pegada en la fachada lateral de la recién estrenada ampliación, se encontró una hoja de croquera escrita por un alumno de la facultad, donde se leía algo como esto:
ALUMNO: ALEJANDRO ARAVENA
CURSO: PRIMER AÑO
MODELO ESCALA 1:1
Simple…bruto... cómo entrega de primer año? Hasta se escuchó por ahí de su semejanza con un refrigerador LG. Qué es lo pasa entre medio. Por cuántos filtros pasa un edificio para llegar a ser. No es la primera vez que ciertas búsquedas de los arquitectos no coinciden con el gusto o aspiraciones comunes, masivas. Recordamos los comentarios de amigos no-arquitectos al mostrarles en nuestra fascinación la casa desnuda de Shigeru Ban o sus viviendas sociales hechas de rollos de cartón.
De hecho, de esta obra impresiona más su materialidad que su arquitectura... también no deja de llamar la atención dentro de esta imagen sobretecnologizada que tiene el edificio, la paradoja del plástico que cubre por completo el ascensor protegiéndolo en este día de lluvia.
En la obra de Aravena priman a veces la economía del capital y optimización del material, versus soluciones que quizás permitirían a los usuarios habitar el espacio y sus alrededores, identificándose de mejor manera con lo construido en vez de con una marca de refrigeradores.
¿Cuál es la fórmula en este caso?
“dar un nuevo espacio de taller a los alumnos de arquitectura, taller entendido hoy en día como lugar que puede albergar un computador y donde además uno pueda estar con más gente para compartir información”
NOTA: A+

Facultad de Medicina UC. Metro Universidad Católica.

En esta obra es donde más plenamente se entiende la relación entre sus obras y la materia que les da origen, no es claro si a las personas que las viven realmente les preocupa siquiera el mínimo (intuimos que no, pero que de alguna manera lo agradecen). Recordamos también lo irrelevante que a ratos nos sentimos nosotras mismas desde nuestra profesión.
En este ambiente de tranquilidad, se descubren una serie de sutilezas: en la orientación de sus fachadas, el amarre de este cuerpo con su entorno, la relación de usos en la vertical, la superposición de escalas… esta ultima parada impresiona mas que las anteriores, la complejidad que presentaba el problema a resolver, fue solucionada con creces, otorgando además de valores funcionales de perfección, cualidades estéticas indiscutibles. Este edificio tiene más arquitectura así como creemos entenderla.
Se acaba el tiempo, el día ya agotó su cuota lumínica, estamos satisfechas con lo conseguido y un poco mojadas. Un recorrido más por la ciudad, uno de tantos, pero esta vez la mirada ha sido otra. Santiago parece demasiado grande, el tour Aravena llega a su fin.

Post-tour y otras notas

Después de haber recorrido una pequeña parte de la ciudad aparecen preguntas... ¿Cómo hubiese sido hacer este tour CON Aravena? No cabe duda que interesante, pero no hay seguridad sobre cuáles hubiesen sido sus comentarios de la ciudad, de lo que queda entre sus obras. Todo lo que hemos visto forma parte de ciudades-dentro-de-ciudades: vivienda dentro de agrupaciones y edificios dentro de Campus universitarios que interactúan entre ellos, en burbujas urbanas que tiene algo de irreal. Eso hace mucho sentido, porque Aravena refleja un poco de eso.
Arquitectura idealista (Elemental es el más claro ejemplo de esto), atreverse con materiales dignos de película de ciencia-ficción (el “refrigerador” podría haber sido parte de Brasil o Blade Runner perfectamente). En resumidas cuentas, quizás él no hubiese hablado de la ciudad (como la vive y conoce la mayoría de le gente), sino que de sus ciudades, las que él interviene: las ciudades universitarias o las ciudades periféricas de Elemental.
Luego de este día quedan mil preguntas, más que antes incluso… hay una gran diferencia entre conocer la obra de un arquitecto y habitarla cotidianamente. Estéticamente sus obras tienen un valor indiscutible, también es incuestionable la innovación en los materiales que usa y los costos que logra. Pero permanece la inquietud por ver su obra en la ciudad real, esa que nos involucra a todos.
Llama la atención su metodología para enfrentar los proyectos, la expresión matemática que usa para plantearlos. Pero Aravena no es científico, es arquitecto por cierto y de los buenos. Por que usará como sistema de trabajo formulas y funciones? Suponemos que éstas le permiten ir cambiando variables en los proyectos, pueden ser 10 o 100 usuarios, puede haber un presupuesto de 350 o 1000 dólares, pero es realmente eso posible? Recordamos el Ceteris Paribus que tanto odiamos en alguna clase seudo-económica en la FAU.
Esta claro que al diseñar, al crear un proyecto, se busca una solución a un problema determinado. Para solucionar dicho problema uno maneja ciertas variables, las que pueden ser o no constantes y en la relación que uno determina entre ellas se va generando el proyecto. Quizás es para el “público” (clientes dentro del espectáculo) que él explica así sus proyectos... preferimos imaginar que al momento de diseñar, de resolver, de aplicar y tomar decisiones él lo hace frente a un gran papel en blanco, sólo con un lápiz en la mano, dejando que las ideas se ordenen naturalmente en su cabeza y no bajo las leyes de una calculadora. En realidad asumimos que es así.
La obra de Aravena se sitúa más allá de la frontera de la actual crisis que viven la mayoría de los arquitectos, tanto por el tipo de encargos dada su relación con la Universidad, como por las propuestas que el mismo ha originado como Elemental. Impresiona tanto su capacidad de búsqueda teórica, quizás más lejana a la realidad apremiante, como sus esfuerzos por introducir a la arquitectura en los mecanismos económicos (reales).
Dignifica la arquitectura en tanto la valoriza dentro del actual sistema sociocultural, circunstancias que no suelen poder apreciarse en estos tiempos. El proyecto Elemental en el que participa y cofunda es quizás el ejemplo culmine de su modo de entender el lugar de la arquitectura en el mundo; un oficio que se entrega al servicio de fines superiores, menos pretenciosos de lo que se acostumbra a ver, con más valores de esos que nos enseñaron eran los elementales o primeros.
El concepto elemental parece venir muy bien a Aravena. Mas allá del concurso que buscó dar soluciones habitacionales a sectores de escasos recursos, esta palabra se acerca también a su obra personal. Aravena suena a elemental. Sus obras parecen ser soluciones elementales que se le podrían haber ocurrido a cualquiera de nosotros (aunque en realidad no sea así). Sus respuestas parecen ser muy concretas y orientadas al problema. Dan la impresión de no tener segundas intenciones, de evitar la forma por la forma, lo estético por lo estético... siempre buscando que todo movimiento y acto de diseño este justificado por la necesidad y no por el gusto de hacerlo.

Mito o realidad?

Hay dudas al respecto, de hecho nos negamos a creer que es así realmente, ya que por muy talentoso y responsable con sus obras, no todo es tan justificado o justificable. Por qué usar paneles para cajas de fruta para construir muros? No creemos que las únicas razones hayan sido el precio, o porque disminuía el tiempo de ejecución de la obra... además le gustaban estos paneles, que imaginó en su mente el reflejo de la luz, la caída de la lluvia sobre su superficie y finalmente con esto en su cabeza tomo la decisión... Y esto, jamás podrá expresarse en las fórmulas que usa.
Hay ciertas cosas que las fórmulas no capturan (el ingrediente informulable), que es la intuición o las decisiones impetuosas que aporta el arquitecto a su obra. Ingrediente elemental en la arquitectura de Aravena.

Elemental

Después de haber terminado la mirada de Alejandro Aravena y su arquitectura, apareció una última información: el aterrizaje a la realidad de los proyectos ganadores del concurso elemental. Así comenzamos a mirar y admirar el material conseguido.
La primera impresión fue que todos los proyectos se parecían un poco, bastante en realidad. Sin meditarlo demasiado nos pareció que las respuestas al problema se tradujeron en una serie de volúmenes que incorporan o aportan un nuevo lenguaje arquitectónico en este tipo de soluciones habitacionales, dejando de lado la imagen tradicional de vivienda. Una actualización del problema.
Al comparar las imágenes reales (de Iquique) con las virtuales (render y maquetas de las otras 6 ciudades) la decepción fue inevitable. Hubo que seguir investigando y comenzar a pensar más allá de la imagen arquitectónica que Elemental propone, en la nueva manera de entender el problema que se plantea a través de estos ejemplos. De a poco se empiezan a entender los reales aportes, no todo se queda en el render, el despliegue de diagramas y combinaciones entre metros cúbicos.
Imaginamos como un gran desafío para los arquitectos el pensar los proyectos como obras no terminadas, como procesos inconclusos que serán terminados por otros; lo difícil que es sacrificar el ímpetu por tener una obra propia y entregarla en virtud de un bienestar mayor. Sin duda este es uno de los mayores aportes de lo planteado por Elemental, algo que va mas allá de las propuestas arquitectónicas concretas, que mas bien plantea una forma de HACER arquitectura involucrando protagónicamente a los usuarios, entregando la posibilidad de que el resultado final sea infinitamente mejor gracias a ese espacio de libertad entregado por el arquitecto para el usuario.
Al mirar las imágenes con el nivel de precariedad y austeridad propia de estos conjuntos nos preguntamos cual es la diferencia esencial que plantea Elemental con respecto a las soluciones que abundan en Chile. Entendemos que proyectar vacíos, asegurar ausencias, es propostitivo y mucho más parecido a la supuesta tarea de los arquitectos de diseñar espacios.
Los proyectos entregan mucho mas que la caseta sanitaria en la mitad de un terreno, por el contrario aseguran pendientes, estructuran terrenos, dan luces y guías de posibles relaciones espaciales, de juegos entre lo publico y lo privado, tanto al interior como en el sistema de agrupación total de los conjuntos.




Amalia Pérez M. _ Alejandra Celedón F.

ARQUITECTURA LOCAL Y DERROCHE ENERGÉTICO

By Amalia Perez y Alejandra Celedon ... para el recuerdo

El derroche energético es un tema amplio abarcable desde una infinidad de puntos de vista. Desde las distintas especialidades existen múltiples visiones al respecto, mundialmente la preocupación por encontrar nuevas fuentes y procesos energéticos aumenta cada día; búsqueda por recursos que no generen daños ecológicos a los ecosistemas de los que son parte. El daño medioambiental que se ha hecho muchas veces es irreversible y depende de todos los agentes involucrados el intentar revertir o mejorar la situación al respecto.
El tema de la energía se ha puesto de moda. Tan de moda que a ratos el tema suena añejo. Conceptos como Arquitectura Bioclimática, Ecociudades o Urbanismo Sustentable se escuchan gastados de tanto llevar el pulso en los foros internacionales y el debate nacional. Fue en 1993, en la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) de Chicago, que se reconoció oficialmente el concepto de sustentabilidad como parte esencial de nuestra práctica y nuestras responsabilidades profesionales. Sin embargo, tanto el derroche energético, el daño medioambiental y el agotamiento de los recursos naturales son problemáticas que están lejos de ser obsoletas o poco relevantes, tal vez hoy en día son aun más contingentes que esa primera vez que se decidió enfrentarlas como gremio.
Bienales, Programas de Postgrado, Universidades, Foros, Revistas, Libros. El medio arquitectónico ha estado desarrollando y publicando investigaciones y proyectos con sistemas energéticos alternativos; formas orgánicas originadas de patrones naturales, sistemas pasivos que utilizan el aire, el sol o el agua de manera renovable. Jean Nouvel y el Instituto del Mundo Árabe en Paris de 1988, Norman Foster y el Swiss-Re Tower en Londres de 1997, Toyo Ito y el Parque de la Gavia en Madrid del 2003. Los ejemplos y búsquedas son interminables.
¿Cuánta incidencia tiene la Arquitectura en las pautas de consumo energético de las ciudades? ¿Qué alternativas puede ofrecer la arquitectura en cuanto a las estructuras urbanas, los edificios y el transporte? Todas estas interrogantes surgen al momento de re-pensar la relación entre energía, ciudad y derroche.
Al recorrer la ciudad a diario, somos testigos de numerosos ejemplos de derroche de energía en que lamentablemente los arquitectos somos los responsables. Es lamentable porque en esta materia puntual; saber maximizar los recursos, la responsabilidad de la Arquitectura parece estar por sobre la de otras profesiones. Somos los proyectistas de los edificios y su construcción, ambos aspectos altamente responsables tanto de la contaminación atmosférica como del consumo de los recursos ambientales.
Los casos de edificios que malgastan la energía son miles ya que los requerimientos estéticos de los últimos tiempos exigen transparencia, luminosidad, apertura, accesibilidad, cercanía con la gente. La arquitectura claramente ha ido acorde con estas exigencias de diseño y los edificios han llegado a transformarse en grandes vitrinas a escala urbana. Grandes masas de cristal iluminadas que venden o muestran a la gente una contemporánea y vanguardista imagen que se relaciona con las últimas tecnologías y con la globalización que nos permite estar continuamente conectados con el resto del mundo. Imagen que se hace latente en la mayoría de los edificios del sector financiero de Santiago (Sanhattan); siempre energizados, siempre con vida, siempre funcionando.
En el último tiempo ha habido una búsqueda en la arquitectura que persigue exhibir la vida interior de los edificios; las actividades cotidianas de la gente que los habita. La transparencia ha llegado a límites tan literales que la división entre el interior y el exterior nos es más que una piel de 1 cm. Esta tendencia ha dado como resultado estructuras altamente ineficientes desde el punto del aislamiento térmico y acústico.
Uno de los más claros ejemplos de derroche energético son los Mall, que durante las 24 horas del día se esfuerzan por lograr una imagen de actividad. Podemos observar esta situación bajando por Av. Las Condes/Av. Kennedy, donde la sucesión de proyectos comerciales se perciben prácticamente como lámparas urbanas.
Esta situación también se hace latente bajando por Apoquindo, donde la secuencia de edificios con muro cortina hace evidente la importación de una tipología no necesariamente acorde con las condiciones climático-ambientales de la ciudad. Aquí, la búsqueda pretenciosa de una forma (tal vez preconcebida en la mente de los arquitectos) genera un diseño poco eficiente tanto en términos funcionales como energéticos.
La imagen high tech que buscan en algunos casos, tanto inversionistas, empresarios como arquitectos, no aporta a esta problemática. Fachadas proyectadas íntegramente de cristal, cientos de neones color azul como decoración de fachadas, edificios completos prendidos día y noche en el Barrio El Golf, como una imagen que no puede ni debe dormir.
Al doblar por la calle El Bosque o por Vitacura, se descubre que la falta o escasez de energía es una imagen que ciertos conglomerados o trasnacionales no se pueden permitir proyectar. El valor de la imagen en el diseño así como una cierta estética perseguida, tienen la supremacía por sobre valores de eficiencia o valores arquitectónicos incluso.
Mientras mejores son los efectos especiales (como letras empavonadas pegadas sobre cristal), el edificio se acerca más a la imagen que se esperó de él. El desfile y despliegue de recursos tecnológicos opera como simple cosmética y pantalla, no como propuesta real con respecto a los recursos energéticos y su utilización en los edificios.
Si bien la búsqueda de una imagen particular para cada edificio, explorando en materialidades, sistemas constructivos y tecnologías es un real aporte para nuestra ciudad, al observar algunos resultados surge la pregunta si tanto esfuerzo y desarrollo de alta tecnología valdrá la pena, en comparación a los costos asociados a la mantención de estas obras. Se viene a la mente el recién estrenado Edificio del Club de la Unión, con sus flamantes pestañas de cristal que diente por medio se caen y rompen sistemáticamente. ¿Es realmente efectiva esta piel en términos de ahorro de energía? ¿O simplemente es bella?
La situación a ratos molesta. Es comprensible que la imagen prime en ciertos casos de arquitectura comercial como podría ser la casa matriz de la Sony o los Centros Comerciales. Cuando realmente incomoda es al interior de edificios donde se desarrolla el habitar cotidiano de muchísima gente; como oficinas, viviendas o edificios públicos. En estos casos los gastos en aire acondicionado, control lumínico artificial, aislación acústica, entre otros, son factores que no debiesen encontrarse supeditados a valores decorativos o de fachada.
¿No es bello acaso lo eficiente?
No es claro cuál es el aporte que la arquitectura o los arquitectos podemos hacer al medioambiente, dado que el desarrollo de nuestro oficio está intrínsecamente relacionado con factores económicos además de los intereses particulares de cada cliente. Así, se hace difícil pensar en la utilización de las nuevas tecnologías alternativas que existen por el momento, generalmente mas caras que las actualmente en uso. La incógnita es si lo que se aporta actualmente desde la arquitectura es significante en la búsqueda de salidas para esta problemática; un muro verde, la sombra de un follaje, una piel de enredaderas, paneles solares, ¿son suficientes? Probablemente no.
En muchos casos, nuestro país simplemente ha importado la preocupación por el medio ambiente desde el primer mundo, tal como lo hemos hecho con el Movimiento Moderno o el Postmodernismo. No parece una preocupación real, fruto de un proceso de reflexiones internas como sociedad, a ratos parece solo una moda o una expectativa del medio arquitectónico que los proyectistas deben satisfacer de alguna manera. Así se nos vienen a la mente la gran cantidad de volúmenes acristalados impuestos en el territorio nacional (de norte a sur), o la gran variedad de obras cuyos diseños y propuestas se importan sin pensar en las particularidades de cada intervención.
A pesar de esto, hemos visto en el último tiempo iniciativas de arquitectos nacionales por introducir el tema a sus diseños. En este sentido podemos ver las fachadas vegetales de Enrique Browne en el edificio El Consorcio o las capas de pieles en las fachadas de Juan Sabbagh en el edificio HNS.
Si bien es cierto que en estos casos la utilización de recursos pasivos en el acondicionamiento ambiental al interior del edificio fue exitosa, no hay que olvidar los costos de inversión necesaria para llevarlos a cabo.
Las tecnologías de bajo costo energético son muchas veces inalcanzables, por el contrario, la contribución que se puede hacer desde la simple (compleja) arquitectura esta en nuestras manos: reales aportes como una buena orientación, un desarrollo de fachadas coherente con el entorno, un adecuado uso de los materiales y una espacialidad acorde con las condiciones climáticas existentes en el entorno de la obra, dan como resultado obras más equilibradas desde el punto de vista del bajo impacto ambiental y la alta eficiencia energética.
Así surge una nueva mirada a personas como Germán del Sol, Jorge Lobos, Edward Rojas; arquitectos chilenos observadores de los lugares donde trabajan, respetuosos con los años de tradición constructiva que han elaborado los propios habitantes mediante el ensayo y el error. Arquitecturas atentas en la elección de los materiales, en las costumbres vernáculas, arquitecturas sensatas y sencillas que finalmente resultan ser más adecuadas para la realidad nacional que los resplandecientes edificios inteligentes llenos de cristales, paneles solares y pieles fotosensibles.
El aporte de estos arquitectos ha sido la optimización de recursos energéticos más que la implementación de nuevas tecnologías no contaminantes. Vemos que mientras más local y relacionada con el entorno, la arquitectura logra ser un real aporte al uso racional de la energía.
Es indudable que la cultura del proyecto y de la práctica constructiva debiese estar más atenta a la paradoja de la ilimitada necesidad de energía que requerimos y la escasez de recursos naturales de donde la energía proviene. Los recursos naturales son agotables, esperamos que el ingenio del hombre para descubrir nuevos caminos no lo sea.

V E S K
Variante El Salto Kennedy,
una dudosa operación de Bypass.

El bypass coronario es la intervención cardiaca más común. Las arterias pueden obstruirse con el tiempo y el bypass permite mejorar el flujo sanguíneo al corazón creando una nueva ruta o derivación alrededor de una sección obstruida o dañada de la arteria.
La operación consiste en coser una sección de una vena o arteria con el fin de sortear la sección obstruida o dañada de la arteria coronaria. El procedimiento resuelve una situación de emergencia creando una nueva ruta por la que puede fluir la sangre, para que el músculo cardíaco pueda recibir la sangre rica en oxígeno que necesita para funcionar adecuadamente. Esta intervención resuelve la situación momentáneamente, se requiere de tratamiento definitivo posterior.
Está la planificación, el desarrollo urbano, la arquitectura, operando sobre nuestra ciudad con operaciones parche?
El caso de los controversiales túneles que atraviesan el Parque Metropolitano que unen la Avenida El Salto en Huechuraba con Pedro de Valdivia Norte, resultan una operación de bypass bastante dudosa. Se libera una arteria bloqueada, pero es necesario cuestionarse si el organismo estará en condiciones de recibir tal conexión. Sospechar ante el resultado, que en este caso dice relación con la posibilidad de que los flujos se dirijan hacia puntos sobrecongestionados, liberando un torrente de sangre que no guarda proporción con la estrechez de las arterias, que finalmente terminan obstruyendo órganos vitales.

La ciudad no parece estar preparada para recibir el flujo que la Variante El Salto Kennedy (VESK) incorporará a la ciudad. Se ideó la conexión como un hecho aislado, aún cuando, precisamente, este tipo de acciones deben ser pensadas desde los órganos que necesitan ser unidos; la conexión en si misma resulta vacía. Lo que ha ocurrido los últimos meses es un síntoma de la desacertada manera en que a menudo se toman las decisiones que afectan a nuestra ciudad.

Esta intervención es parte de un Plan Metropolitano de Anillos de Circunvalación que históricamente se ha visto truncado por la presencia del Cerro. Los túneles originalmente completarían el tercer anillo de este plan que corresponde a Américo Vespucio, sin embargo la demanda real presente de conexión es hacia el sur de la ciudad hacia comunas como La Florida y Puente Alto a través del segundo de estos anillos, el Anillo Intermedio, por lo que al parecer se decidió unir los túneles a ambos anillos. (Fig.1)

Entonces actualmente el proyecto en ejecución de los túneles contempla dos conexiones en su salida en Pedro de Valdivia Norte. La primera que bordea el cerro rompiendo la relación del Parque con el Barrio y que remata en la ya sobresaturada Rotonda Pérez Zujovic, la segunda que intenta vincular los túneles con el Anillo Intermedio por Avenida El Cerro chocando literalmente con el Río Mapocho donde actualmente no existe ningún puente que lo cruce (El Mall Costanera Center, actualmente en obra, deberá construir uno en algún momento).

La casi ausencia de comunicación (el concepto de coordinación aquí no encuentra espacio) entre los distintos agentes involucrados es un tanto devastador. Es una lástima ver cómo el modo en que se toman las decisiones y luego se ejecutan no permite intervenciones continuas o con miradas sistémicas al interior de nuestra ciudad.

En la escala más local, los directos afectados con la intervención, los vecinos, ven cómo su Barrio se dividirá en dos mitades fragmentado por una vía del tamaño de Los Leones que reemplazara a la Avenida El Cerro y cómo esto trae de la mano la modificación del Plan Regulador Comunal liberando la altura de edificación. Hemos visto aquí un grupo de ciudadanos organizados con ideas claras que aportar, que se identifica con el lugar en el que viven y han tratado de defenderlo.

Sino es esto participación ciudadana, entonces qué. Cuentan con su propia página web y tiene su propia propuesta de trazado para las salidas. Hay entonces una carencia grave en las instancias donde ellos puedan realmente incidir y en que la participación sea efectiva; según encuestas vecinales un 93% de los vecinos rechaza el nuevo Plan Regulador. La comunidad ha tenido que llegar a instancias judiciales en su intento por ser escuchados; La Junta de Vecinos presentó el 6 de enero una demanda de nulidad contra el Ministerio de la Vivienda, el MOP y la Concesionaria del Túnel del San Cristóbal porque estas instituciones “públicas y privadas” permiten que se realice una obra de estas características en un lugar como el Parque Metropolitano de Santiago.
En la escala del gobierno local se desenmascaran las intenciones del Municipio, que también tiene sus propias visiones de esta operación. El equipo de profesionales propone una vía por el borde del cerro que descongestionaría Av. Los Conquistadores intentando proteger el barrio rodeándolo, pero inutilizando al mismo tiempo la relación del Parque con la ciudad. De alguna manera también aceptando el proceso natural de cambio de uso de suelo y modificación de altura en zonas como La Herradura.

El Ministerio de Obras Publicas en el medio entre los vecinos y la concesionaria, aprueba revisa y desaprueba cambios de trazado, mientras las obras avanzan sobre un proyecto inicial que al licitarse consistía en una línea que cruzaba el cerro. Una conexión. Un bypass. Es importante exponer que a la fecha, el Ministerio de Obras Públicas aún no resuelve la salida definitiva por Pedro de Valdivia Norte.

En una primera instancia todo acto de conectividad a nivel urbano tiende a parecer un valor; la accesibilidad y conectividad en las ciudades tienen un efecto democratizador, un efecto facilitador y nivelador de oportunidades. Sin embargo, lo anterior no implica que las obras de conexión tengan valor en sí mismas o que no sea necesario medir sus impactos y su real necesidad en los territorios. Se tiende a pensar que mientras más circunvalaciones, vías de alta velocidad y autopistas concesionadas, mejor será la ciudad ya que sus habitantes podrán estar en cualquier lugar de la ciudad en el menor tiempo posible.

Actuando bajo esta perspectiva se cometen errores. Hay veces que estar conectados no es lo mejor para ninguno de los involucrados. ¿Bajo qué costos todavía vale la pena privilegiar la conexión? ¿Cuándo en pos de la conectividad se elimina la posibilidad de tener un borde, una interfaz real entre el cerro y la ciudad, donde proyectos de habitabilidad de esa cota de borde quedan anulados? ¿Cuándo los tiempos origen-destino son lo esencial, sin importar que el problema se vaya trasladando 200 metros más allá o más acá?

Santiago cuenta con un Parque Metropolitano con un potencial desaprovechado, de la misma escala de los parques de grandes ciudades europeas y americanas, pero nos atrevemos, aún así a agujerearlo con túneles de 3 Km, bordearlo con autopistas de hormigón por cuadras, destruyendo su potencial urbano.

Santiago cuenta con pocos barrios con tanto sentido y conciencia de sí mismo como es Pedro de Valdivia Norte, y sin reparos cruzamos vías expresas y bocas de túneles dividiéndolo. Aumentamos su altura diluyendo su esencia y transformándolo en una extensión de Sanhattan, en un pedazo de ciudad más. Pedro de Valdivia norte es una pequeña ciudad-jardín retrato de su tiempo, ante-sala a uno de los parques más importantes de la ciudad. ¿No es eso Patrimonio, Identidad, una ciudad como la que deseamos?












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